Ni un día de gracia le otorgó la oposición socialista al gobierno de Coalición Canaria y Partido Popular en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz. Ni falta que le hace, se podría decir, pero, a pesar de las adversidades propìas del ejercicio de la política en cualquier esfera de poder, ya sea local, ya se regional, ya sea nacional, no cabe perder las formas, incluso cuando ese gobierno es el resultado de la censura de uno precedente.La ex acaldesa socialista, Lola Padrón, nunca perdonará a nacionalistas y conservadores la afrenta que representó su desalojo de la Alcaldía, en virtud de una moción de censura, que, sin acritud, sostengo que se la había ganado ya a pulso desde que suscribió el pacto contra natura con el Partido Popular, y que una política errática lo confirmaría en octubre del pasado año.
El actual alcalde, Marcos Brito, expone su balance de cien días de gobierno, que, por cierto, lejos de ser un jardín de rosas, se ha encontrado con muchas espinas, pero que, a grandes rasgos, deja en su haber, salvados los contratiempos de la riada de los días 16 y 17 de noviembre, la puesta en funcionamiento de la Cofradía de Pescadores, la aceleración de las obras del plan de choque turístico, el desalojo de la estación de guaguas para su rehabilitación, la aprobación del presupuesto general consolidado para el presente año, la regularización de parte de la deuda a proveedores y cooperativa de limpieza de edificios públicos, y el restablecimiento del orden público en determinadas zonas que parecían secuestadas por el fenómeno del "botellón" o consumo del alcohol en la calle. Asimismo, se ha corregido el gasto suntuario o superfluo, todo un escándalo en época de crisis.
Las urnas aclararán el panorama en mayo de 2011, casi a la vuelta de la esquina, y pondrán las cosas en su sitio o lo emborronarán todo, con la fracción del voto, pero el pueblo es libre y soberano, al menos, cada cuatro años o cuando se celebran elecciones.
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